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Dreamer, el secreto de vivir soñando...

Una nueva vieja despedida...

Una nueva vieja despedida...

Y un viaje más, con sus anécdotas, sus momentos, sus sonrisas, pero sobretodo con su despedida...

Una maleta más que llenar de lágrimas, de recuerdos, de vidas separadas en contra de la voluntad.

Y el tarro de las esencias va quedándose vacío al mismo ritmo que mi energía va siendo cada vez más escasa.

Otro momento que queda atrás. un reflejo más, una sensación de vacío, de que la lucha está siendo muy dura, de que nada debía ser como lo estamos viviendo.

Y mientras tanto viviendo como espectadores en primera línea el desgaste de una generación.

Es sorprendente como los años no pasan en balde, afectan al cuerpo, y más que a este, a la mente. Estos días he podido observar como el humano se devalua espiritualmente, como le arrastra el tiempo con un alma venida a menos...

Cuesta reconocerlo en los gestos, en la mirada, incluso en las palabras, que tras una interminable retórica empiezan a dejar un ligero sabor a obsoleto.

Es sorprendente como las situaciones y el tiempo arrastran consigo gentes y personalidades, arrojándolos a un peligroso precipicio que le alejan de todo lo que un día fue su vida, y a donde probablemente jamás podrá regresar.

Mientras tanto seguiremos esperando ese día, ese momento en que las despedidas sean cosa del pasado, ese día en el que nuestras miradas dejen de cruzarse sabiéndose efímeras, en que todo vuelva a hablarse con verbos presentes y no pasados y futuros...

Pero ese día aún está por venir...

Por la parte que me toca, gracias por tu visita hermanita, te quiero mucho...

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