Puzzle...
Esta la coloco aquí. Y esta aquí. Casi está. No, espera: hay que sacar esa y poner esta otra en su lugar. Sí, así está bien.
Vas colocando piezas hasta formar un todo con entidad propia. Te equivocas. Sacas una pieza. Pruebas con otra. El resultado no es el que buscas. Desmontas una parte. La vuelves a colocar. Refunfuñas.
Y eso es precisamente la vida. Un continuo movimiento de piezas.
Ahora muevo la sal de la vida, para este lado. Los lamentos que me anclan al pasado, esos, los dejo en esta zona, junto al enfado. Tengo en mis dedos el arrepentimiento, que es sincero y lo quiero aquí cerca de la sinceridad. La envidia, aunque pequeña, también existe. Es esta pieza. La dejo entre el orgullo y el egocentrismo. El odio, la bondad... El amor que no te encaja porqué es demasiado grande y te descuadra el puzzle.
Tantas y tantas piezas; pequeñas, grandes, cuadradas, octogonales, con aristas, sin ellas, las muevo una y otra vez buscando un equilibrio que a veces sí encuentro. Y avanzo.
2 comentarios
Carlitos -
maite -