Sonidos celtas...
Escucho la canción en mi cama, cierro los ojos y me dejo llevar por la música. De repente me siento elevar y volar hacía un sitio muy alejado. Vuelo desde y hacía la canción.
Un mundo de faldas escocesas dónde la gaita parece manejar el viento al ritmo de su sonido, magia y luna llena, valor, coraje y amistad, banderas en puño izadas al viento en nombre de la libertad. Un lugar dónde se luchaba por ideales.
El cielo anda nublado y cae una gran tormenta, pero ahí siguen las gentes llenando los verdes prados, defendiendo con su propia vida ante la fuerza de los poderosos. Aún hay grandes ríos, animales salvajes, enormes llanuras verdes y colosales montañas por las que luchar.
De repente la espada más dolorosa, la de la realidad, se clava en mi pecho atravesando mi alma y partiendo mi fantasia en dos. Abro los ojos y nada de aquello existe. Simplemente unas lágrimas desatadas por la fuerza de una canción.
Hoy no quedan valles, rios caudalosos sin contaminar, no quedan tierras que defender y lo peor, no queda valor, coraje ni amistad, no queda magia ni humanos con ideales.
Y con la canción termina el viaje hacía unos tiempos que si no fueron mejores, por lo menos sí fueron más auténticos. Una vez más me dejé llevar por la fuerza de la música, y es que es sorprendente como una simple canción puede llegar a hacerte sentir tanto.
Una lágrima por esta bella fantasia. Y es que aunque hayamos perdido el misticismo...¡jamás nos quitarán LA LIBERTAD!
O tal vez ya sea demasiado tarde...
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