Reencuentro...
Frente a frente, nos volvemos a encontrar cara a cara. Nos hemos visto algunas veces en los últimos tiempos, sí, pero no fueron importantes. Ahora en cambio, sí lo es... Este es el momento y el lugar, donde juntos alcanzamos la gloria, nuestro escenario. Un día cualquiera en el mismo lugar, tanto tiempo después. Parece tan lejano el tiempo en que ámbos eramos uno, yo te lo daba todo en forma de pasión y sacrificio, en forma de trabajo y tiempo, y tú me lo devolvías en forma de gloria, de satisfacción. Eso nos hacía inseparables, una unión mágica. Reconozco que también he sufrido contigo, he sentido dolor, miles de veces físico y otras tantas psicológico (que es el más difícil de curar). He besado el suelo por donde tu pasabas, he llorado, he sangrado, he suplicado para que las cosas salieran mejor...Supongo que no puedo culparte por ello pues eso era parte del trato. Sabía que así era y aun y así te amaba con toda mi alma... Igual que he sufrido por ti, también he ganado mucho gracias a ti. Gracias a ti mucha gente me quiere, me recuerda, nos recuerdan siempre juntos, me aprecian. Me has abierto muchas puertas y me has otorgado un respeto de la gente que creo jamás hubiese logrado por mi mismo, por lo menos no a esos niveles. Porque te lo debo y óbviamente porque te necesito, por todo eso vuelvo a estar hoy aquí de nuevo, ante ti. Cuando creía que nunca volvería a vivir esta situación, de repente un regalo, el más grande, donde mas hubiese deseado... Siento los nervios de las primeras veces, cuando tan sólo era un niño que con una ilusión enorme empezaba a aprender, a dar sus primeros pasos en este mundo. Esos mismos nervios siento hoy, aunque con la certeza de que las sonrisas y las lágrimas no me pillarán por sorpresa. Las espadas en todo lo alto porque vuelvo al campo de batalla, donde una vez hace no mucho tiempo me coronaron rey, donde me dejaba el corazón en cada minuto, donde los sueños se teñían de gol...
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