Y otro igual...
La noche debilita los corazones, antesala de una madrugada que carece de sangre. Insomne y perezoso, las sístoles y diástoles inseguras y arrítmicas que bombean veneno a mis venas me recuerdan latido a latido la inseguridad del desangelado centro de mi pecho.
El día avanza hastiado de sinrazón, cúmulo de horas y penares que marcan la existencia. Lo fugaz del ahora apresura un futuro tan seguro como renegado. Mañana… tan parecido a ayer. Las sienes encaladas recuerdan a ese espectro que se ríe mas allá del espejo que nada será lo que fue. Sumiso, obedezco a la absurda serenidad de estar vivo y ahogo el ser yo en alcohol
Y otro… y otro… y otro día igual. ¿Qué decir? ¿Cómo hacerlo? Si el motivo de tal hastío, si el blasón de mi pesar no quiere rescatarme del abismo con un susurro de sus labios. No me quiere despertar del letargo. No desea hacerme ver que los extraños que se sonríen al margen de mi pena son solo un reflejo en la retina llevados por un parpadeo.
Bésame alegría... besame otra vez...
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