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Dreamer, el secreto de vivir soñando...

Rumbo perdido...

Rumbo perdido...

El tiempo del error es un segundo, una decisión. Aquella que te llevó tan lejos de nosotros. Después, puedes dedicar media vida a repararlo. Pero, ¿de verdad merece la pena que todo penda de un hilo?

Quizá el quid de la cuestión está en que no merece la pena dedicar la vida a subsanar un error que nadie quiere corregir, porque pierdes el tiempo. Y si todo pende de un hilo, que sea la vida la que se balancea en el extremo. Así nunca podremos decir que no vivimos intensamente.

Porque lo que merece la pena en esta vida es vivirla, no llorarla, no amargarse ni ser victima, no pedir ni exigir perdones. Y, aunque a veces un error puede tener un coste muy alto, no puedes subordinar tu vida a él. El tiempo pone todo en su sitio, por algo se dice que es él quien baraja las cartas y nosotros quienes jugamos.

Tú has jugado muy mal tus cartas, las has perdido, o quizás no tenemos la misma baraja...

Recuerdas los paseos subido a tus hombros por el muelle de San Carlos, las partidas al parchís, cuando me llevabas a todos los partidos, tu compañia en el hospital, las tardes de campo en Palau...Recuerdos de niño, ¿te das cuenta? Bienvenido a mi vida, hoy tengo 24 años...

He descubierto que Borges tenía razón. Sí, cuando terminaba diciendo aquello de:

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene sentido. Pero desafortunadamente, solo con el tiempo...

No sé si ya es demasiado tarde para despertar de esa pesadilla en la que te ha faltado tanto por entregarnos. Pero cada paso que das, cada segundo que corre, te aleja un poquito más de todo aquello que un dia creaste y creímos.

¿Recuerdas cuando no era necesario decirnos constantemente cuánto nos querías y cuánto luchabas por nosotros? Era simplemente porqué nos sentíamos queridos, y lo más importante, porqué tu sentías que nos lo demostrabas.

Hoy son todo palabras y cada día noto tu mano más lejos, y tu voz más fría...

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