Y como en aquel primer día...
Fue una despedida cruel, con sonido a un adiós perpetuo que ha durado dos días. Dos de los días más largos de mi vida, o cuanto menos, dos de los peores días en mucho tiempo.
Nuestras lágrimas se han secado, y la sal que resta sobre mi piel ha formado la primera sonrisa del día. Me ha costado. Nos hemos vuelto a encontrar después del vaso roto, o la botella (nuestra botella), que pareció resquebrajarse.
Al principio parecía que no podía ser igual, pero acabó siéndolo, quizás mejor. Probablemente ya no te mire con los mismos ojos, pero bueno, en el fondo creo que jamás lo he hecho. No niego que siempre que te miro me bombardean un monton de sensaciones y de emociones las cuáles lapido bajo mi media sonrisa "pilla", abrazos y besos que dejo aparecer con cuentagotas.
Me pregunto de qué manera me verán tus ojos y hasta qué punto en algún instante sientes también ese deseo...
Una cena familiar, un medio botellon de miradas cómplices, de sinceridad, una tímida reconciliación surcando los cielos al ritmo de una atracción de feria...
La "amistad" volvió con la despedida, y la promesa de verte...Aunque sin sello...
Y como en aquel primer día... hasta mañana.
Y es que después del sufrimiento llega el descanso del placer... en la reconciliación...
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