Con E de escenario...
Quién me iba a decir a mi hace un tiempo que mi vida giraría alrededor de unos zapatos de baile...
Esta ha sido una semana larga, dura, pero a la vez entretenida. He bailado en tres escenarios distintos, y empiezo a creer que mi sitio es realmente ese, el de trabajar por un aplauso o por una sonrisa de la gente.
Una máscara, una sonrisa, un maquillaje, un disfraz, unos zapatos de claqué y un escenario...Distintos momentos, distintas situaciones.
El reloj marca su ritmo con el sonido del tacón, el corazón late ante cada carcajada, un sudor de foco, de artista...
Supongo que una vez más el sabio Luc tiene razón al afirmar que: "cada uno de nosotros lleva un niño dentro al que no queremos dejar morir".
Así somos los animadores, como niños, felices con un globo, revolcándonos por el suelo, con un disfraz tras el que ocultamos toda una vida, haciendo que nuestra sonrisa sea el espejo de las demás sonrisas...
Cada aplauso me hace creer que quizás esto sí merece la pena...
Y al final de un largo día cuelgo la sonrisa y la nariz de payaso, y regreso a mis problemas.
Mañana será otro día...
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