Flotando...
Estoy en una etapa de mi vida complicada, inusual y desconocida para mí. Siempre, en cada momento en tiempos pasados supe como me encontraba, como andaba mi capacidad anímica. Bien o mal, pero ante todo clara.
Hoy es diferente, siento que no domino el tiempo que todo lo arrasa. El trabajo lo ocupa todo y no hallo el espacio para lo que yo entiendo por vida. Así, hay dias en los que me quiero comer el mundo y otros en los que es este el que me debora, sintiéndome hipersensible como en el anuncio, llorando por ver un escarabajo caer.
La distancia es soledad, la soledad es inestabilidad, y la inestabilidad no deja de provocar un exceso de autocontrol por no desatar un vendaval de sensaciones de las que más tarde pueda llegar a arrepentirme, y eso no deja de reprimir un poco mi YO.
Echo de menos los juegos en la calle, los castillos de arena, las charlas en sacos de acampada, los secretos confesados con sabor a alcohol, las sesiones de cine, las manos amigas y los besos acaramelados...
Nada de esto encuentro hoy en mi vida y esta situación empieza a agotarme. Quizás deba meditar seriamente cuanto más durará mi energía y tomar una decisión que con total seguridad me traerá todo esto que tuve una vez en mi vida, y que se que puedo volver a lograr...
Hoy, las gotas de lluvia resuenan más que nunca en lo más profundo de mi corazón, esa canción me recuerda a aquel momento, y el aroma a té me transporta a un pasado que sino fue mejor, cuanto menos era más tangible.
Dicen que un viaje, como un libro, se comienza con inquietud y se termina con melancolía. No sé, tal vez sólo sea un "bache", o tal vez esté llegando al final del camino.
¿Quién me esperará en mi próxima estación?
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