Miedo al amor...
Hoy es un día difícil. He decidido borrarme con las gomas del colegio, esconderme detrás del calendario, sumergirme bajo algún charco y no salir hasta mañana o subirme en un globo y llegar hasta el universo. Y es que hoy es San Valentín, el día de los enamorados.
Esta es la maldición de los solitarios, de las cafeterías llenas para los corazones vacíos... Vuelve el humo a mi cabeza y comprendo que no hay esperanza que valga la pena ni tentación que me desvíe.
¿Ves? La quesera abre su quesería con un ramo de rosas en la mano, hoy es San Valentín también allí. Todos parecen saberlo... todos bailan en mis pensamientos porque hoy es fiesta. Pero mañana...
Mañana nos desterrarán del mundo del quiero y no puedo.
Hasta entonces desconfía de todos. No les creas, no les mires... No me creas, no me mires a mí tampoco. Y sobre todo, recuerda: desconfía de mí en cada momento.
Ojalá logremos un día hacernos con la máquina del tiempo que hagan estas 24 horas eternas.
Y siempre llueve sobre mojado. Pero mientras no gritaré a los cuatro vientos mi amor, no abriré ahora mi corazón, no ahora que me voy...No tiene sentido.
Supongo que uno tiene miedo pero...
¿De qué se tiene miedo?
Miedo al dolor, a sufrir, a un fuerte golpe que me haga caer de nuevo. No puedo temer siempre las intenciones de quien se acerca a mi. Existe en mí un miedo a perder lo que vivo feliz en este momento, aunque viva en una utopía, miedo a un golpe de mala intención que mate mi alma, que mate este sueño. Me aterra volver a sentir ese dolor. Pero... si no diese miedo, no sería algo importante.
Que el destino marque si realmente esto ha sido algo especial no sólo para mí. Que lo diga el tiempo o cuando mi voz deje de callar...
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